Un ánodo de sacrificio es un electrodo que se utiliza para proteger a otros metales de la corrosión. Se trata de un metal más activo y menos noble que el metal que se desea proteger.
El principio detrás del ánodo de sacrificio es aprovechar el hecho de que los metales más activos se corroen preferentemente sobre los metales menos activos. Por lo tanto, cuando se coloca un ánodo de sacrificio cerca del metal que se desea proteger, el ánodo se corroerá primero, sacrificándose para proteger al otro metal.
Los ánodos de sacrificio se utilizan comúnmente en la protección catódica, que es un método utilizado para proteger tuberías, tanques, barcos y otras estructuras metálicas enterradas o sumergidas en agua. Estos ánodos suelen estar hechos de zinc, aluminio, magnesio u otros metales similares.
Cuando se utilizan ánodos de sacrificio, se debe tener en cuenta que deben ser reemplazados periódicamente, ya que se corroen con el tiempo. Además, la selección del ánodo adecuado depende de varios factores, como el ambiente corrosivo, el tamaño de la estructura metálica a proteger y la corriente requerida.
En resumen, un ánodo de sacrificio es un electrodo diseñado para corroerse en lugar de otro metal para protegerlo de la corrosión. Es una técnica comúnmente utilizada en la protección catódica de estructuras metálicas.
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